¿Liderazgo? 7 errores que lo paralizan
7 Errores que paralizan el liderazgo de nuestros hijos
Por: Dennisse Martínez Morven
Este extracto está basado en el atículo de Kathy Caprino para Forbes.com titulado "7 crippling Parenting Behaviors That Keep Children From Growing into Leaders" acerca de lo que el experto Dr. Tim Emlore ha concluido sobre las actitudes que, como padres, frenan el desarrollo del liderazgo en nuestros hijos.
Según el Dr. Tim Elmore, fundador y presidente de “Growing Leaders” , estamos fallando a nuestros hijos al paralizarlos y mimarlos impidiéndoles la posibilidad de convertirse en líderes no sólo de sus propias vidas, sino de las empresas del mundo. Estos son las 7 actitudes que frenan el desarrollo del liderazgo en nuestros hijos:
En un mundo que no alerta del peligro que hay “a la vuelta de la esquina”, el concepto de que la seguridad es lo primero se convierte en una fuerza que retroalimenta el miedo a perderlos por lo que hacemos todo lo que podemos por mantener a nuestros hijos seguros. Aunque es parte de nuestro trabajo como padres, estamos aislándolos de desarrollar la conducta que permite que tomen y enfrenten riesgos. Psicólogos europeos han concluido que si un niño nunca juega al aire libre y nunca se le permite experimentar una “rodilla pelada”, es común que, en la edad adulta, desarrolle fobias. Los niños deben aprenden que caerse es normal, los adolescentes deben pasar por la experiencia de una ruptura amorosa para valorar y desarrollar la madurez que una relación duradera requiere. Si como padres eliminamos el riesgo de la vida de nuestros hijos, muy probablemente, desarrollen arrogancia y baja autoestima como líderes en desarrollo.
La generación de jóvenes de hoy, a diferencia de la generación de hace 30 años, no ha desarrollado algunas habilidades para la vida debido a que los adultos nos precipitamos y resolvemos los problemas en su lugar. Al rescatarlos demasiado pronto y consentir de más, les quitamos la necesidad de enfrentar dificultades y resolver problemas por sí mismos. Hacer esto, puede ser llamado se padres de “corto plazo” y falla la labor real de crear líderes que es equipar a nuestros niños para que puedan lograrlo sin ayuda. Tarde o temprano, los niños se acostumbran a que alguien más los rescate: “Si fallo o no alcanzo el resultado, un adulto ablandará las cosas y quitará cualquier consecuencia de mi conducta”, cuando el mundo no trabaja de esta forma y por ello, nuestros niños pierden la oportunidad de convertirse en adultos competentes.
El movimiento en pro de la autoestima comenzó cuando los Baby Boomers eran niños, pero llegó a las escuelas en los 80s. Si asistes a un torneo de baseball puedes observar que todo el mundo es ganador. Este fenómenos de “todos reciben un trofeo” puede hacer sentir a nuestros niños especiales pero los últimos estudios indican que este método tiene consecuencias no intencionadas. Los niños eventualmente notarán que mamá y papá son los únicos que piensan que son increíbles cuando los demás no lo hacen. Comienzan entonces a dudar de la objetividad de su padres; se siente bien en el momento pero no está conectado a la realidad. Cuando nos entusiasmamos con demasiada facilidad y nos despreocupan las malas conductas, los niños aprenderán a engañar, hacer trampa y mentir para evitar la realidad que les parece difícil ya que no han sido preparados para enfrentarla.
Tu hijo no tiene que amarte cada minuto. Tus niños superarán la decepción pero no podrán superar los efectos de ser un niño mimado. Así que diles “no” ó “no en este momento” y permíteles que luchen por lo que en realidad valoran y NECESITAN. Como padres, tendemos a darles lo que desean a modo de “premio”, en especial cuando tenemos varios hijos. Cuando uno logra algo, sentimos que es injusto premiarlo sólo a él y no al otro. Esto, además de no ser realista, pierde la oportunidad de reforzar en nuestros hijos que el éxito está relacionado con nuestras acciones y conductas. Se muy cuidadoso de no premiar una buena calificación con un viaje al centro comercial. Si tu relación está basada en cosas materiales, los niños no experimentarán ni la motivación intrínseca ni el amor incondicional.
Los adolescentes sanos querrán vivir sus propias experiencias. Como adultos debemos permitírselos sin que eso signifique no ayudarlos mientras navegan por esas aguas. Compartir con ellos los errores importantes que cometiste a su edad puede ayudarles a aprender cómo tomar buenas decisiones. (Evita las lecciones aprendidas que son negativas y están relacionadas con las drogas, el alcohol, e cigarro, etc.) También, los niños deben repararse para los “resbalones” y las consecuencias de sus decisiones. Comparte cómo te sentiste cuando enfrentaste experiencias similares, qué motivó tus acciones y los aprendizajes obtenidos. Porque no sólo se trata de influenciar a nuestros niños, sino que debemos ser la mejor influencia.
Confundimos inteligencia, talentos e influencia con madurez: en muchas ocasiones, empleamos la “inteligencia” como una medida de la madurez de un niño, por lo que los padres asumimos que un niño inteligente está listo para el mundo. Éste no es el caso. Algunos deportistas profesiones o estrellas de cine poseen un talento inimaginable y aún así son parte de algún escándalo público. Sólo porque un niño tiene un talento, no podemos asumir que es talentoso en todas las áreas. No existe una edad “mágica” para ser responsable, o una guía que te diga cuándo dar a un niño ciertas libertades, pero un buen consejo es observar a otros niños de la misma edad que el tuyo. Si notas que están haciendo más cosas por ellos mismos, podrías estar retardando la independencia de tu hijo.
No practicamos lo que predicamos: como padres, es nuestra responsabilidad ser los modelos de la vida que queremos para nuestros hijos. Ayudarlos a llevar una vida de carácter y convertirse en independientes y responsables de sus palabras y sus acciones. Como líderes de nuestros hogares, podemos comenzar con hablar sólo con la verdad (las mentiras “piadosas” siempre salen a la luz y erosionan el carácter). Obsérvate a ti mismo al tomar pequeñas decisiones de ética que otros puedan observar ya que tus hijos lo observarán también. Si tú no tomas el “camino fácil”, ellos sabrán que no es aceptable que ellos lo hagan. Muestra a tus hijos el valor de compartir y dar donando tiempo a un proyecto social o comunitario. Deja personas y lugares mejor que como los encontraste y tus hijos tomarán nota y harán lo mismo.